potęga słów (Abril, 1990)

Publicado: octubre 1, 2011 en textos, vida

– Cuéntame tu historia- dijiste. Yo estaba sentado en la cama, mirándote. Tú, en una silla de madera, justo en frente de mi. La habitación parecía enorme.
– ¿Qué quieres saber? – te pregunté.
– Todo.

Me encantaba tu acento, tus adjetivos mal declinados, los tiempos verbales mal conjugados. Podías pasarte horas hablando, eso también me gustaba de ti. De una forma misteriosa alguna de tus historias enlazaba con la siguiente, y la siguiente, engarzaba sutilmente con la próxima. Yo no quería interrumpirte, simplemente escuchaba.

Hasta aquel entonces, nunca había pensado que tuviese una historia. Y menos una que fuese digna de contar, que se distinguiese en algo de la de todos los demás. No supe por dónde empezar. Así que te conté lo que hacía allí. También me gustaba tu forma de sonreír mientras escuchabas.

Al rato, lanzaste otra pregunta que me revolvió por dentro. La segunda de la noche.
– ¿Por qué yo?
Como si tuviese que haber alguna razón. Como si pudiese existir algún motivo para lo contrario. Esta vez era yo el que no paraba de hablar. Al cuarto de hora, terminé.
– ¿Sólo por eso?
Sonreí. A estas alturas, ya estábamos tumbados el uno en frente del otro, dejé de odiar aquella silla. Me mirabas fijamente. No me atrevía a preguntarte “¿y por qué yo?”. Me daba miedo, y sin embargo, allí seguías, delante de mi.
– ¿Por qué me miras así?- te pregunté. Y no es que no me gustara.
– Simplemente te miro…

Y entonces, volvió a mi cabeza tu primera pregunta.
Te besé, y empecé a escribir.

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